sábado, 23 de agosto de 2014

T.P. Nº 3 - Maximiliano Ramírez

Las Bases de Alberdi y la Constitución. 
Echeverría, Hernández y Sarmiento.






La Constitución de 1853 se inscribió sobre las grandes ideas liberales de la época. 
Se creyó posible la  modernización de la República sobre las bases del liberalismo económico y construyendo un Estado republicano: “una fusión parlamentaria en el seno de un sistema mixto, que abrace y concilie las libertades de cada Provincia y las prerrogativas de toda la Nación” (Alberdi).
Se impulsó la inmigración europea para transformar la sociedad, mejorando la población y poblando el territorio (“gobernar es poblar”); 
La libertad de industria (“La industria es el calmante por excelencia. Ella conduce por el bienestar y por la riqueza al orden, por el orden a la libertad: ejemplos de ello Inglaterra y los Estados Unidos); 
De comercio;
De expresión;
De trabajo; 
(“Esos medios deben figurar hoy a la cabeza de nuestras constituciones. Así como antes colocábamos la independencia, la libertad, el culto, hoy debemos poner la inmigración libre, la libertad de comercio, los caminos de fierro, la industria sin trabas, no en lugar de aquellos grandes principios, sino como medios esenciales de conseguir que dejen ellos de ser palabras y se vuelvan realidades”);
La inviolabilidad de la propiedad; 
El afianzamiento de la paz interior; 
El ejercicio político de los derechos de todos los ciudadanos. 



Las ideas de J.B. Alberdi, como las de Sarmiento y de otros intelectuales contemporáneos, nacían de la mirada hacia Europa y los Estados Unidos, ejemplos patentes de las condiciones favorables que abría el avance del capitalismo industrial en Europa. Estos intelectuales tuvieron una gran influencia sobre las élites dirigentes de la temprana República. En sus escritos dejaron asentados sus aspiraciones, sus esquemas de proyectos de país. Mucho de lo escrito fue llevado a la práctica en las décadas siguientes, desde la sanción de la Constitución de 1853 en la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz, y en el régimen político que se consolidó en los años 80.

Alberdi en su obra señala:
La inadecuada instrucción dada a nuestro pueblo, insiste en la importancia de una educación en las ciencias prácticas y de aplicación, por sobre la de ciencias morales y filosóficas;
El hombre debe formarse para vencer el desierto, el atraso material;
Que así como Europa trajo la novedad de Cristo y la civilización de la Edad media, donde se privilegiaba a los conventos como agentes civilizadores, ya era imperioso se haga lo mismo con las empresas industriales;
La necesidad de implementar un plan de tolerancia religiosa promotora de la penetración de la inmigración en el territorio nacional;
Para ello defiende el papel del ferrocarril y la navegación interior que, dice debe entregarse a la ley de los mares, es decir, a la libertad absoluta
Con respecto a la legislación civil y comercial, resalta la necesidad de no afectar los principios de libertad que la Constitución propugna con reglamentos de policía excepcionales y derogatorios.

En la literatura: “La cautiva”, de Echeverría; “Facundo”, de Sarmiento, se presenta  al indio como un peligro total para la civilización. El subtítulo que eligió Sarmiento para su libro lo dice todo: “Civilización o barbarie”. 
“En su poema, Hernández le da voz a una parte de la identidad argentina silenciada en el último tercio del siglo XIX. Lo hace como grito de denuncia en El gaucho Martín Fierro y como expresión de un programa social en la segunda parte, que se resume, precisamente, en la última sextina de La vuel¬ta de Martín Fierro: procurar el bien de todos para una relación armónica entre el campo y la ciudad, gauchos y oligarquía terrateniente, que permita establecer una identidad orgánica, sin exclusiones” (Ed.Ram).

En definitiva: a mediados del S. XIX ya es necesario establecer las bases del Estado argentino, tarea demorada por las largas y cruentas luchas intestinas y guerras de la Independencia. Se logra recién en el año 1853, en un texto influenciado por las ideas de Juan Bautista Alberdi, las constituciones anteriores y la Norteamericana. Aquella idea de organización nacional fue pensada desde y para aquella época, donde el tiempo de paz debía ser continuado por otro de civilización y progreso económico, instructivo, social, cultural y político. Siempre mirando el ejemplo de los países liberales, con los cuales se proponía establecer acuerdos de todo tipo en beneficio de la República Argentina.
La dicotomía “Civilización o barbarie” caracterizó la era pos independentista en su dimensión cultural y política. Se plasmó en obras literarias románticas y en políticas, desde las educativas sarmientinas hasta las de exterminio del gobierno de Julio Argentino Roca.

Hay dos grandes ideas de Alberdi que quiero citar al finalizar porque me parecieron primordiales a la hora de pensar y sancionar una Constitución: la primera es que la legislación no crea ni muda la naturaleza de las cosas; la otra, que “las constituciones deben ser adecuadas al país que las recibe”, y agrego, al tiempo en que viven.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.