viernes, 18 de octubre de 2013

trabajo practico n° 3 Cavaille Pablo; Gherbaz María Laura, Soltermann Carolina

2-  Realizar éste texto significó la lectura de las bibliografías y soportes brindados en el espacio de la materia Derecho Constitucional.
Se caracterizará a Argentina según los aspectos Económicos, sociales, políticos e ideológicos que marcaron éste periodo histórico.
Una adecuada comprensión de este proceso nos lleva a reformularnos el pacto colonial propuesto por los borbones y el impacto de estos procesos peninsulares 1808-1810 sobre el mundo hispánico. Pero entre 1806-1807 las invasiones inglesas ya habían sacudido a la ciudad de Buenos Aires dando origen a un nuevo actor social independiente del sistema administrativo “las milicias urbanas”. La dimensión militar es clave ya que el objetivo de la reforma fue dotar a América de un ejército propio a través de la integración de las posiciones americanas y la metrópoli en un aparato militar unificado.
Por otra parte durante el tramo final de la crisis del antiguo orden y el principio de la revolución de mayo en 1810 se pueden dilucidar diferentes sentimientos, se podía ser español americano frente a lo español peninsular, rioplatense frente a lo peruano, etc. La revolución se desarrollo sobre la trama de la oposición entre la tendencia centralista de Buenos Aires y las tendencias al autogobierno de las demás ciudades, estos gobiernos revolucionarios se constituyeron en soluciones provisorias destinadas a durar hasta la reunión de la asamblea del año ´13 que organizaría el nuevo Estado.
Los habitantes anteriores a la conquista del virreinato del Rio de la Plata (hoy Argentina) eran en su mayoría una raza indígena con escasa civilización, al llegar los españoles que fundaron las ciudades, se produce el contacto entre ambas razas dando origen al mestizaje. A su vez desde fines del siglo XVI comienzan a introducirse esclavos negros, que al mezclarse con las otras razas generan los mulatos y zambos. En esa época se crea el virreinato del Rio de la Plata (1776), de los cuales la cuarta parte era de origen blanca. La mitad de esa población estaba integrada por indios y el resto lo formaban los negros esclavos y las de mas razas.
La sociedad colonial se dividía en múltiples clases que tenían diversos estatutos jurídicos. Aparecen entonces con nítidos caracteres las jerarquías fundadas en la limpieza de sangre y la blancura de la piel. De esta manera en el Virreinato estaba dominado por cinco sectores de la población que tenían un origen, intereses y pretensiones dispares entre ellos estaban: los funcionarios, los sacerdotes, los vecinos de una mayor categoría social, los militares criollos y los intelectuales burgueses, estos fueron los únicos que integraron el cabildo abierto del 22 de mayo.
La revolución en definitiva, fue la obra conjunta de los militares y los intelectuales, apoyados por una mayoría del clero y por muchos miembros de la clase más elevada, siendo resistida en cambio por los funcionarios y por otros sectores de la opinión, que sin embargo no estaban organizados ni tenían intereses en común. La mayor parte los revolucionarios eran naturalmente criollos. Desde el punto de vista social fue un movimiento social dirigido por las clases que tenían una mayor gravitación en la sociedad bonaerense.
En 1810 se le quitó el poder al virrey del Virreinato del Río de la Plata, para depositarlo en el pueblo. Pero la independencia no se proclama en este año, ya que en ese momento se tenían muchas cuestiones por resolver, además se quería averiguar qué ocurría con Fernando VII, que en ese momento se encontraba encarcelado por Napoleón Bonaparte. Entre 1810 y 1816 se sucedieron diferentes formas institucionales, siendo la inicial la Primera Junta de Gobierno, teniendo que pasar por una Junta Grande y Primer triunvirato para llegar a un segundo Triunvirato en 1812, al que le correspondió llevar adelante la convocatoria a una Asamblea Constituyente, conformada al año siguiente.
Esto se cumplió y al año siguiente en 1813 tenemos la Asamblea del Año XIII, cuyos objetivos fueron: resolver la independencia, dictar una constitución y establecer una nueva forma de gobierno. Ninguno de estos tres objetivos fue cumplido.
En 1815 en Europa, tras la derrota de Napoleón, Fernando VII vuelve a tomar es trono. Con lo que crece en América la amenaza de una ofensiva realista. Por su parte Gran Bretaña estaba interesa en una conquista económica del Rió de la Plata, para expandir sus mercados.
El siguiente suceso que podemos identificar es del Congreso de Tucumán que inicio sus sesiones en marzo de 1816, proclamando así ha Juan Martín de Pueyrredón como Dictador Supremo.
Después de mucha discusión, el Congreso declara, el 9 de julio, la Independencia de las Provincias Unidas en Sud-América.
Proclamada formalmente la independencia de España, los delegados designaron a Juan Martín de Pueyrredón como Dictador Supremo. El Congreso se trasladó a Buenos Aires en 1817, y dos años después enmarcó las discusiones en una Constitución para un fuerte gobierno central. La separación de Paraguay, Uruguay, y Bolivia de las Provincias Unidas fue acompañada por la separación de la argentina misma, impulsada por los caudillos, quienes finalmente obligaron a desaparecer al Congreso en 1820. Confusión y desunión reinaron hasta el comienzo del gobierno de Juan Manuel de Rosas en 1829.
La bandera celeste y blanca creada por Belgrano fue adoptada como insignia basada en los colores de la corona española. El termino escrito en el acta, provincias unidas de Sud América, en lugar de provincias del Rio de la Plata, indicaba el alcance continental de la declaración respondía a la ideología de la Logia de Lautaro. Interesaba a la logia que una conducción política centralizada permitía llevar a delante la segunda parte de su proyecto. En las semanas siguientes, la independencia fue jurada con solemnidad en las distintas jurisdicciones a medida que iba llegando la noticia. En sesiones secretas el congreso considero la cuestión de la forma de gobierno, la mayoría se inclinaba por un sistema monárquico constitucional, pero no había cuerdo en cuanto a la dinastía que debía coronarse, Belgrano propuso designar a un inca y que la capital estuviera en cuzo. La propuesta de Belgrano entusiasmo a los diputados altos peruanos y tucumanos y al riojano Castro Barros, pero la delegación porteña no estuvo de acuerdo. San Martin pensaba a su vez que mientras hubiera una autoridad centralizada y respetada, su titular, fuera quien fuese le era indiferente.
No se llego a ningún acuerdo. El congreso decidió trasladarse a Buenos Aires, donde se hallaba a cubierto de una posible invasión española. La urgencia de que el congreso se trasladara respondía en parte a la necesidad del director Pueyrredón, enredado en la difícil circunstancia de la segunda invasión portuguesa a la banda oriental, ya que Portugal quería expandirse al Rio de la Plata. El pretexto oficial para este avance era la presencia de Artigas, un caudillo autónomo que sembraba el desorden en las campañas del sur.
En 1816, el gobierno de las Provincias Unidas, decidió dar prioridad al proyecto de San Martín de reconquistar a Chile y por la vía marítima liberar al Perú. Dicha decisión le permitió al gobernador de Cuyo complementar la formación de la pequeña y disciplinada fuerza que adiestraba en Mendoza. Pero muy pronto el Directorio, enredado en la cuestión de los caudillos y temeroso de una posible invasión española, abandonó la empresa. En el curso de las largas gestiones que llevó adelante para concretar sus planes, San Martín mantuvo su palabra de luchar solo a favor de los intereses americanos y de no desvainar su espada en disputas civiles.
Este momento histórico se vio marcado por los enfrentamientos de diversos grupos sociales con proyectos políticos diferentes sobre la forma de organizar el nuevo Estado. Esos grupos eran unitarios y federales. Ambos grupos eran partidarios de la republica como forma de gobierno, pero no estaban de acuerdo con el papel que debía ocupar el gobierno central.
Bien ahora hablaremos de las dos constituciones previas a las de 1853. Una es la de 1819, y la segunda es la de 1826, ambas son de ideología unitaria. En la de 1819, se puede observar claramente la postura religiosa que toma el país, siendo la misma Católica, Apostólica, Romana. Se muestra una organización de los 3 poderes, y le garantiza derechos a los ciudadanos (vida, igualdad, libertad, propiedad), a su vez establece seguridad jurídico institucional
Y la segunda constitución fue sancionada por el congreso general constituyente de 1824-1827, precedida de la ley fundamental del 21 de enero de 1825, en el cual vemos que la Nación Argentina adopta una forma de gobierno representativa y republicana, esta constitución no tiene tanta durabilidad ya que es derogada por Dorrego en el año 1827.
Para continuar hablaremos de Bernardino Rivadavia que asumió como presidente de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, en Febrero de 1826, creo el Banco Nacional y un Ejército Nacional. Su gestión de gobierno enfrento fuertes oposiciones, la ley de capitalización de la ciudad de Bs.AS (presentada por Rivadavia y aprobada por el Congreso) genero la oposición de los grupos porteños más tradicionales (grandes comerciantes y ex funcionarios de la administración colonial) y la de los hacendados de la provincia. Estos grupos no estaban dispuestos a permitir que la ciudad y el puerto de Buenos Aires (principal fuente de ingreso) dejaran de pertenecer a la provincia. Además la ley no respetaba la autonomía provincial de Bs. As al poner bajo la autoridad del poder Ejecutivo Central el resto del territorio Provincial, hasta la organización de las nuevas autoridades.
Por otro lado, Rivadavia también enfrento la oposición de muchos gobiernos provinciales luego de la sanción de la constitución, en diciembre de 1826. Esta fue rechazada por la mayoría de las provincias porque (como en la de 1819) proponía explícitamente que era el Presidente quien elegía al gobernador de cada provincia y que estos dependían directamente del presidente de la Republica.
Finalmente, las tratativas diplomáticas realizadas para poner fin a la guerra con el Brasil, debilitaron aun más el poder de Rivadavia. En junio de 1827 presento su renuncia y el congreso la acepto. Fracaso así el intento de organizar un estado centralizado, con una autoridad que controlara un ejército, un tesoro, una administración y un territorio.
Ahora veremos que ingresa al poder Juan Manuel de Rosas, un personaje amado y odiado a la vez, veremos a continuación el porqué de este sentimiento tan ambivalente de la época.
¿Quién era Rosas? ¿Era unitario o federal?
“Rosas no se hizo, lo hicieron los sucesos, lo hicieron otros, algunos ricachos egoístas, burgueses con ínfulas señoriales (…) tras de él estarían gobernando. Era un hombre de orden, moderado” afirma el general Lucio V. Mansilla, su sobrino.
Rosas le confesó a Santiago Vázquez, agente de la Rep. Del Uruguay en Buenos Aires, que no adhería a partido alguno, sino al de la patria, pero que convencido de que la sociedad necesitaba orden.
A Rosas se lo conoce como el “Restaurador de las leyes”, siendo gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 1829 y 1832 y entre 1835 y 1852. Durante esos años  Buenos Aires impuso su dominio económico y político al conjunto de las provincias interiores y litorales. Y aunque Rosas evitó avanzar en la organización constitucional del nuevo Estado, consolidó y defendió el reconocimiento internacional de la Confederación Argentina como un Estado soberano políticamente independiente.
El “restaurador” reorganizo el partido federal de la provincia de Buenos Aires y unifico las manifestaciones exteriores del federalismo. Se empeño en unificar a la opinión mediante la obligación de la utilización de las divisas punzo a todos los empleados de la provincia, civiles, eclesiásticos y militares (estos últimos debían llevar una inscripción que rezaba: federación o muerte). También tomo diversas medidas para limitar la expresión de ideas opositoras.
La obra más trascendental de su primer gobierno el pacto federal, firmado en enero de 1831 por las siguientes provincias: Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. Dicho Pacto resultaba una victoria de los intereses porteños. Buenos Aires recibía el encargo de manejar las relaciones exteriores y el usufructo exclusivo de las rentas de la aduana. Se postergaba en cambio la cuestión de formar un tesoro común a las provincias nacionalizando la aduana y la relativa a la protección de las industrias locales. 
En sus luchas políticas, tanto federales como unitarios utilizaron la violencia como instrumento necesario para asegurar la victoria de su propia causa. En esa época se solía denominar terror a los actos de violencia extrema que tenían por objetivo intimidar y aniquilar al adversario político.
Rosas en 1832 inicia el derrumbe de la enfiteusis, con un decreto (9/6/1832), por el cual se donan "suertes de estancias" de media legua de frente por una y media de fondo, en la nueva línea de fronteras en el arroyo Azul y campos fronterizos de la pertenencia del Estado.  Con Rosas comienza, entonces, el fenómeno de la venta masiva de tierras pública.
El régimen de Rosas tendió a favorecer la gran concentración de la propiedad en unos pocos. En 1830, 980 propietarios ocupaban 5.516 leguas cuadradas (14.893.200 hectáreas) de tierra en la provincia de Buenos Aires; de éstos, 60 monopolizaban casi 4.000 leguas cuadradas (10.800.800 hectáreas), es decir, el 76,36 % de aquella. En 1840: sólo 450 estancieros poseen más de 5.500 leguas cuadradas (14.850.000 hectáreas).
En materia de tierras, entonces, la política de Rosas estuvo enderezada principalmente a poder disponer del mayor número de tierras públicas enajenables, como medio de poblar la pampa y como recurso fiscal. Con este objeto, se dedicó a liquidar progresivamente el sistema de enfiteusis.
La propiedad de la tierra comenzó a jugar un papel clave en el patrón de acumulación que fueron diseñando los estancieros en la segunda mitad del siglo XIX.
Por lo tanto, había buenas razones para presionar al gobierno para que vendiera a bajo precio y para comprar enormes extensiones de tierra pública.
A partir de década de 1860 se producen importantes transformaciones en la estructura política, económica y social del país. La producción de lana (el ciclo lanar) alcanzó sus cifras más altas, se crearon los primeros ferrocarriles y  aumentaron las inversiones externas, especialmente las inglesas.
Ahora nos vamos a abocar en la caída de Rosas. En noviembre de 1851, representantes del Brasil, Uruguay, Entre Ríos y Corrientes firmaron una convención para “librar al pueblo argentino de la opresión que sufre bajo la dominación tiránica del gobernador Juan Manuel de Rosas”. Se acorva también entregar el mando de los efectivos al general Urquiza (gobernador de Entre Ríos desde abril de 1842), quien se comprometía a ejercer su influencia para que el próximo gobierno de la Confederación otorgara la libre navegación de los ríos Paraná y Uruguay.
Finalmente, Urquiza y Rosas se enfrentaron en febrero de 1852 en Caseros. Cuando Rosas estuvo seguro de su derrota, se retiro de la batalla. Redacto la renuncia a su cargo dirigida a la legislatura de Buenos Aires y solicito asilo al encargado de negocios de Inglaterra en Buenos Aires. Esa misma noche, junto a sus hijos, embarco hacia Inglaterra.
Al año siguiente el Congreso Constituyente reunido en Santa Fe, sin la presencia de los representantes de Buenos Aires, sanciono una Constitución Nacional. La misma adopto una forma de gobierno representativa, republicana y federal, a la vez que aseguraba la división de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.
La constitución de 1853 también establecía, en su generoso preámbulo, que llama a todos los hombres del mundo a que vinieran a habitar en el suelo argentino. Las primeras elecciones nacionales tuvieron lugar en febrero de 1854 con un sistema de votación por colegios electorales reunidos en cada provincia. En ella salió triunfante Urquiza,  que gobernó Argentina  desde 1854 hasta 1860.
Entre 1862 y 1880 se consolido la autoridad del gobierno nacional de Argentina. Durante se sucedieron tres presidentes: Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda.
Estas tres presidencias constitucionales tuvieron rasgos en común. Encabezadas por personalidades de la generación romántica y europeísta de 1837, encaminaron al país en materia de instituciones, comunicaciones, inmigración, colonización, ejército nacional e inversiones extranjeras. En cierto modo, anticiparon en la Argentina los frutos de lo que Tulio  Halperín denomina el nuevo pacto colonial de las republicas hispanoamericanas con las potencias Europeas. Pero debieron postergar muchas iniciativas de progreso debido a la resistencia de los elementos del país tradicional que advertían hasta que grados esta nueva orientación era ajena a sus intereses concretos. 
La Urbanización:
La distribución de los inmigrantes en favor de las grandes ciudades determinó que, por primera vez, la población urbana en la Argentina superara a la rural. Pero el crecimiento urbano no fue producto de un proceso de rápida industrialización, sino que se debió al desarrollo del comercio de exportación y a la llegada masiva de inmigrantes, que esto ocasionó cambios en la estructura social, en particular en la capital del país. Allí residían las familias de mayor poder económico y político, “la elite”, dueñas de las mejores tierras y enriquecidas por el auge agroexportador. También habitaban la ciudad un número importante de profesionales, de empleados administrativos, y de trabajadores del sector de servicios (comercio, educación y transporte) cuya expansión se debió al negocio de la exportación. Constituían los sectores medios urbanos.
Desde fines del siglo XIX, en la ciudad crecía además una masa de trabajadores, compuesto por los que trabajaban en los antiguos talleres manufactureros, de la rama de la vestimenta y la alimentación y en los gremios de la construcción, todos ellos constituían una incipiente clase obrera argentina.
Los inmigrantes, fueron a vivir a los “conventillos”, que eran grandes caserones con numerosas habitaciones que se comunicaban por un patio central, ubicados en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires. Originalmente, estas casas habían pertenecido a ricas familias porteñas que abandonaron los barrios del sur, y se trasladaron a los del norte, cuando se produjo la epidemia de la fiebre amarilla, en 1871, provocando la muerte del 10% de la población de la ciudad. Por eso la elite se trasladó a los barrios de Palermo y Belgrano, donde habitaban en mansiones que buscaban imitar a las grandes residencias francesas e italianas, hubo residencias notables por su esplendor arquitectónico como las pertenecientes a la familias Sáenz Peña, Avellaneda, Anchorena y Ocampo. Eran los nuevos ricos, beneficiados por la especulación financiera y por las nuevas posibilidades de enriquecimiento que brindaba el comercio de exportación.
¿Pero en qué país vivimos? ¿Qué lengua, qué costumbres, qué tipos predominan aquí? La ciudad de Buenos Aires es más cosmopolita que cualquier ciudad europea, sin excluir a Londres y a París, por eso al caminar por sus calles uno encuentra ese que se yo, esas tardecitas, el aroma de un café o de una pizza, los vendedores ambulantes, el Río de la Plata, con todo su esplendor, y Puerto Madero donde está la elite porteña. Pasear por la lujosa avenida Alvear, donde antes desfilaban los carruajes hacia Palermo, al entrar al conventillo uno se da cuenta, como se entremezclaban los gringos con los chinos, pardos y morenos, y obvio el carnaval, donde se veía la presencia negra en esta fiesta tradicional que predominaban las comparsas de blancos con el rostro teñido, que imitaban la alegría de la morenada criolla. Eso somos una mezcla de culturas, sangres, costumbres, y ese que se yo que esta hoy en día al caminar por las calles porteñas.
La presidencia del General Roca (1880- 1886), completó la obra de consolidación del Estado llevada a cabo por Mitre, Sarmiento y Avellaneda. En ese sentido la continuidad institucional arrojó resultados muy positivos. “Paz y administración” había sido la promesa electoral y sobre la base de esa premisa Roca consolidó su hegemonía. Pero esta construcción del poder se vio amenazada desde adentro por Juárez Celman, su sucesor (1886- 1890) y desde afuera por la crisis económica y la revolución de 1890. En lo ideológico y en lo cultural el debate entre católicos y liberales es la cuestión sobresaliente de esta década.
La política seguía siendo la misma, aunque algo menos violenta. Como el Estado tenía claramente el monopolio de la fuerza, las revoluciones sólo se imponían si contaban con el favor oficial.
Un nuevo grupo dirigente, la llamada “Generación del Ochenta”, se hizo cargo de la conducción del país. Dicha generación rindió tributo a sus maestros, los que surgieron a la vida pública en 1837, Mitre era el primero de los argentinos notables hasta su fallecimiento en 1906, Sarmiento aceptó la Superintendencia de escuelas que le ofreció Roca. A la llamada generación del Ochenta, pertenecen Carlos Pellegrini, Lucio Mansilla, Roque Sáenz Peña, Pedro Goyena, entre otros que eran de ideología liberal y tenían el orgullo de ser argentino por encima de las identidades provincianas.
Algo para destacar de Roca, es la aprobación de la Ley de Educación, ya que él entendía que la laicidad aumentaba el control del Estado sobre la sociedad.  A pesar de la polémica, la enseñanza religiosa católica continuó en la Argentina pero con carácter privado y no fue prohibida.
El modelo agrario exportador
A partir de 1880 impusieron el modelo de desarrollo económico para el país basado en las exportaciones crecientes de la producción agropecuaria de las praderas templadas de La Pampa. Se produjo una transformación de la sociedad argentina.
La economía comenzó a organizarse como complemento de la economía industrial europea, y particularmente inglesa (economía capitalista mundial)
 Algunas Características:
·         La dependencia económica del mercado externo: centros industrializados europeos tuvieran poder de decisión sobre la organización de la producción Argentina.
·         El latifundio como unidad de producción agropecuaria: Casi toda la producción destinada a la exportación, se obtenía en grandes propiedades rurales de la región pampeana.
·         La intervención del Estado: Tuvo un papel decisivo para el funcionamiento del modelo. Eran, los más importantes, garantizar la libre circulación de bienes capitales, favorecer la expansión de la red de transportes y otras obras, facilitar la puesta en producción de las nuevas tierras de frontera, estimular la inmigración extranjera para obtener fuerza de trabajo, y organizar un sistema jurídico y monetario.
·         La participación de capitales extranjeros: Obras que facilitaban el transporte y la comercialización de los productos argentinos en el mercado internacional.
·         La inmigración extranjera: Entre 1857 y 1914, del saldo inmigratorio neto de 3.300.000 personas, se radicó en la región pampeana, pero solo 1/4 (800 mil) quedaron en las zonas rurales.
·         Desequilibrio regional: Las regiones del país, las economías extra pampeanas, cuyas producciones no se destinaban al mercado internacional, comenzaron a depender de la economía pampeana. Este fue el caso de la producción de azúcar en Tucumán y de vinos en Mendoza, destinada al abastecimiento del mercado interno.
Los terratenientes exportadores, se fueron constituyendo en el grupo de capitalistas agrarios, y actuaron asociados con capitalistas extranjeros.
En 1874, Argentina importaba trigo, en 1880, las colonias agrícolas abastecían totalmente el mercado nacional.
La expansión de producción de cereales comenzó con: la expansión de la línea de la frontera y del ferrocarril.
EN 1895, comenzó la exportación a Inglaterra. Y en los primeros años del siglo, cambió por carne congelada mediante el frigorífico. La demanda aumenta. Mejoran a los animales. Produjo enfrentamientos entre productos ganaderos y empresas industrializadoras, por el precio de venta del ganado.
La expansión de las exportaciones de productos agropecuarios tuvo un fuerte impacto sobre la producción industrial del país. Hizo posible la instalación de las primeras plantas febriles modernas, pero acentuó la decadencia de las industrias artesanales de las regiones extra pampeanas. También se desarrollaron industrias dedicadas a producir los insumos requeridos por la producción agropecuaria o por los sistemas de transporte.
La gran expansión agroexportadora produjo un aumento general de los ingresos de la población, y esto tradujo en un aumento de la demanda de diferentes bienes de consumo.
Entre 1870 y 1914 Argentina creció más rápidamente La Argentina disponía de grandes riquezas en sus tierras cultivables y, en el pampa, las mejores pasturas del mundo. La invención del alambre de púas y el molino de viento permitió la explotación de la tierra. La invención del transporte marítimo refrigerado ofreció un medio para la carne fresca argentina llegara a Europa. Los inmigrantes italianos y franceses proveyeron la fuerza de trabajo necesaria, tanto en el campo y como en las ciudades. Y por último, pero no menos importante, el capital  británico y la experiencia en ingeniería sirvió de base para el desarrollo de una red ferroviaria.
La articulación de la estructura ferroviaria argentina se dio en forma de árbol estructura del tipo previsto por la teoría constructal, con el puerto de Buenos Aires como punto de acceso en el tronco. La línea troncal de la red consistió en la ruta marítima desde Buenos Aires, el noreste de Brasil y de allí a Europa, donde las rutas se separaran desde el tronco de los diferentes puertos. Los puertos estaban vinculados por ferrocarriles a los mercados, creando una segunda estructura de árbol o delta.
Los ferrocarriles fueron financiados por la flotación de bonos en el Mercado de Londres. Las emisiones de bonos fueron realizadas principalmente por  la empresa Baring Brothers, y vendida al público británico..
El éxito de ventas de los bonos ferroviarios argentinos como señala Colin Lewis, "los bonos ferroviarios argentinos fueron el ansiado El dorado” Por desgracia, este círculo virtuoso no iba a durar. El proceso quedó fuera de de control. En 1890, la incapacidad de Argentina para proveer de divisas suficientes para cubrir los pagos del servicio de la deuda denominada en oro y llevó a una suspensión de los pagos de la deuda. Esto llevó a un comportamiento de pánico en el que el público trataba de desprenderse de los títulos argentinos en el mismo el momento en que los nuevos Títulos argentinos estaban inundando el mercado. 
No fue el flujo de inversión el único factor de producción que cesó también la inmigración también se detuvo. La ampliación de la red ferroviaria cesó, y el tamaño de la red comenzó un largo y lento declive.  
En el periodo comprendido entre 1880 y 1916,  la sociedad argentina se transformó profundamente. Durante esos años se sentaron las bases de la Argentina actual: se consolidó un Estado centralizado moderno, la economía del país se insertó en el mercado internacional, y la organización de la sociedad criolla, sobre un conjunto de valores, tradiciones y costumbres de origen hispanoamericano, se enriqueció con el aporte de otras tradiciones culturales, recibido a través de las doctrinas filosóficas y científicas y también a través del intercambio de miles con los miles de inmigrantes que llegaron.
Hacia 1880, los gobernantes habían logrado la obediencia del gobierno central, la unificación de los grupos dirigentes del país, la organización de las nuevas instituciones del Estado (entre ellas el Ejército) y la integración y delimitación del territorio. Desde el punto de vista de los hombres de la generación del 80 (como se llamó a los dirigentes de esos años), lograron la consolidación del orden institucional y político de acuerdo con los principios liberales de la época, con la idea de poner al país en el camino del progreso.
Cuando estuvo cumplido ese primer objetivo, desde 1880 en adelante, el Estado nacional estuvo en condiciones de asegurar las bases del orden social capitalista, y la economía del país se incorporó al mercado mundial a través de las exportaciones de productos agropecuarios de clima templado. Los requerimientos de mano de obra para los nuevos trabajos impulsaron la llegada de cientos de miles de inmigrantes que cambiaron profundamente la organización tradicional de la sociedad argentina, y su integración con la población nativa planteó problemas que quedaron pendientes de resolución durante muchos años.

Una sociedad cada vez más numerosa y compleja planteó nuevos desafíos a los grupos dirigentes. La elite se enfrentó a la crisis de la legitimidad de su gobierno, que había organizado como un régimen oligárquico, que consistía en una democracia restringida, asegurada por la represión y la exclusión de porciones muy numerosas de la población. En los primeros años del siglo XX, se hizo evidente que las profundas transformaciones económicas y sociales tenían que ser acompañadas por cambios profundos en el régimen político. La ley Sáenz Peña de 1912, significó el primer paso hacia la democracia ampliada. Pero desde entonces y por varias décadas, la sociedad argentina debió enfrentar el problema de la construcción de un orden político plenamente democrático

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