sábado, 19 de octubre de 2013

T.P Nº3. Actividad Individual

  En la redacción de la Constitución Nacional no podemos dejar de lado el espíritu “alberdista” en el que queda impregnado el texto  Constitucional.

Alberdi  insertó en sus Bases, la idea del progreso americano sin dejar de lado a la historia, a los hechos puntuales que marcan la memoria que no tenemos que olvidar para que sean los cimientos de una constitución duradera.
Sarmiento elogia a las Bases de Alberdi  caracterizándolas como el Decálogo Argentino, como nuestra bandera.

Después de la Revolución de Mayo surgió la necesidad de arma una Constitución para la Nación Argentina con la finalidad de constituir la unión nacional, afianzar la justicia y consolidar la paz interior.(preámbulo actual).
Se celebró el 31 de mayo de 1852 en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, con el nombre de "Acuerdo de San Nicolás". El 1º de mayo de 1853 los diputados de las provincias (excepto los de Buenos Aires), reunidos en Santa Fe, sancionaron la Constitución Nacional.

La constitución de 1853 se elaboró luego de  la Batalla de Caseros, que dejó a Urquiza al mando en la resolución de cómo seguir el plan de la construcción nacional. Urquiza en muchas oportunidades pide la opinión de Alberdi:
 “Todas las constituciones cambian o sucumben cuando son hijas de la imitación; la única que no cambia, la única que acompaña al país mientras vive, y por la cual vive, es la Constitución que ese país ha recibido de los acontecimientos de su historia, es decir, de los hechos que componen la cadena de su existencia, a partir del día de su nacimiento. La Constitución histórica, obra de los hechos, es la unión viva, la única real y permanente de cada país, que sobrevive a todos los ensayos y, sobrenada en todos los naufragios”.

La Constitución Nacional  de 1853, en su componente ideológico, tuvo la impronta de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica (1776) y de la Revolución Francesa (1789).

En las mismas se remarcaban los valores de libertad, la igualdad, la dignidad humana, bajo el formato de una constitución, la cual regia y desde donde se construían todos los Estados. Este proceso se conoció con el nombre de constitucionalismo y tuvo dos etapas, la primera fue clásica o liberal y en ella se buscaba primordialmente respetar las libertades individuales en todas sus expresiones; y una segunda etapa, la social, el hombre en sociedad.

A la Constitución Argentina de espíritu liberal no le preocupaba conseguir  los fines de las luchas de independencia, sino de privilegiar los fines económicos. El estado solo debía intervenir en la salud, la educación, la justicia y la seguridad.

Consagrar el catolicismo pero no negar la libertad religiosa y ser atractivo para poblar, poblar el territorio, reconocido en la renombrada frase “gobernar es poblar”. El fin constitucional será el de atraer la cultura europea, a la que se denomina “la civilización, lo civilizado”.

La inmigración es un tema central en el pensamiento de Alberdi, en varias partes de las Bases se puede observar que la falta de población en los países de sud América es una preocupación recurrente en su pensamiento y constituye un verdadero obstáculo para que puedan comenzar a transitar la senda del progreso: su distancia de Europa le vale el ser reconocida nación independiente. La falta de población que le impide ser nación, le impide también la adquisición de un gobierno general completo”

En cuanto a la relación derecho-cultura-derecho se puede decir que el derecho consagra valores que hacen al comportamiento del hombre en sociedad lo que incide en la cultura de los pueblos. Y también afirmar que el conjunto  de valores, prácticas de grupos sociales que conforman la cultura deben ser salvaguardados en las leyes, ya que constituyen la cuna identitaria, la cual nos hace ser de determinada forma, diferente a las demás y esta es una característica que tenemos que preservar en la Historia.
                        
                                                                                                         Ma. Laura Gherbaz R.
 
 

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